Por Marisa Alvarez
Por primera vez desde el 10 de diciembre pasado, cuando el ultrakirchnerismo y el cristinismo se instalaron en los espacios de dominio y poder en la Legislatura, el sciolismo llevó adelante una nítida contraofensiva que tiene a proyectos de leyes impulsados precisamente por esos sectores como eje de la confrontación.
La Gobernación decidió avanzar en estos días, en efecto, con una seguidilla de iniciativas legislativas orientadas, en lo formal, a plantear su propio -y diferente- criterio sobre asuntos que el cristinismo viene desarrollando como su “gran aporte” a las leyes de la Provincia.
TRES MOVIDAS EN CUATRO DIAS
La contraofensiva se explayó tres movidas en cuatro días. Una la concretó Scioli en persona, creando por decreto un Comité contra la Tortura en las cárceles, cuando Diputados avanzaba hacia la sanción de una ley con el mismo fin impulsada por el senador de La Cámpora y mano derecha del vicegobernador Gabriel Mariotto, Santiago Carreras.
Horas después, el quinteto de diputados sciolistas puros presentó un proyecto de reforma de la Procuración de la Corte, el mismo objetivo -pero de muy diferente modo- que propone una iniciativa de los senadores K como parte de un paquete de cambios en la Justicia que es, quizás, la movida legislativa a la que mayor importancia le autoconcede el cristinismo en la Cámara Alta.
Y ayer, otra vez Scioli en persona se puso al frente de la presentación de un proyecto de ley que ya existe (en este caso, ingresado por los diputados K): el que apunta a establecer que los adolescentes de 16 años también puedan votar por los cargos provinciales.
Está claro que este súbito empeño belicoso de Scioli en materia de leyes es, en rigor, un capítulo más de la pelea estrictamente política que, sin treguas verdaderas, se desarrolla en el seno del oficialismo desde mediados del año pasado cuando, a través de las listas de candidatos, la Casa Rosada blanqueó sin vueltas su predilección excluyente por los sectores cristinistas en detrimento del peronismo clásico, y le plantó a Scioli a Mariotto como número dos de la Provincia.
Con todo, la manera, en que el cristinismo desarrolla esa guerra en la Legislatura en particular, también ejerció alguna gravitación.
El ninguneo de los proyectos del Ejecutivo, la “transformación” absoluta de las pocas iniciativas de la Gobernación aceptadas -como la de creación de la Policía Judicial, a la que Mariotto paseó por toda la Provincia hasta convertirla en una cruzada propia-, la prioridad absoluta que otorgada a sus propios proyectos, son señalados en el sciolismo como una estrategia del cristinismo destinada a mostrar al Ejecutivo sin iniciativas legislativas para “los temas importantes de la Provincia”, y la razón de la contraofensiva ahora iniciada.
Pero dicen también en la tropa del Gobernador que, “además y fundamentalmente”, ha pesado en este contraataque “el desinterés, casi la desidia, cuando no los amagues de trabas, del kirchnerismo con relación al proyecto de Presupuesto de la Provincia para el 2013, frente a la trascendencia y la urgencia” que el Ejecutivo le concede a esa iniciativa.
LA PELEA DE SIEMPRE
Ocurre, en definitiva, que la pelea de siempre y de fondo, había dejado en los últimos tiempos el plano de las críticas públicas tipo misiles de Mariotto a Scioli y/o sus funcionarios, y de las “fotos irritantes” del Gobernador, para concentrarse en el plano más formal de los pedidos de informes y los proyectos de leyes, en el que el cristinismo llevaba claramente la delantera.
La pelea dentro del palacio de Avenida 7 tuvo su primera expresión con la agrupación La Juan Domingo, fundada por un grupo de legisladores que se opuso a las embestidas más duras contra Scioli. Pero el sector no desplegó una política agresiva de iniciativas propias ni de réplica de proyectos ultra K; una movida que ahora parece haber sido puesta en marcha desde la Gobernación.
El escenario abre, en fin, una inquietud. Sería bueno que, por ser instrumento de una pelea política, la Provincia no tenga que padecer leyes en las que se hayan priorizado algunos de los términos de esa confrontación.
En La Legislatura, por lo demás, el cristinismo se encontró también esta semana con durísimas objeciones públicas de los magistrados a los proyectos reformistas de la Justicia que se diseñan en el Senado; críticas que incluyeron la denuncia de un “intento de menoscabo de la independencia” de los jueces.
Fuente: EL DIA