SALTO, Noviembre 15 (Por Valeria Vizzón, de la redacción de www.SaltoCiudad.com) Cada marco de cada cuadro que cuelga de las paredes del Museo Rincón de Historia es diferente. No es casualidad. El profesor Quiñones, Oscar o Pancho como le decían cariñosamente, no solamente era profesor de Historia, era un curioso coleccionista y tenía un taller de marcos para cuadros. Y con esas varillas sobrantes de cada trabajo encargado, fue encuadrando documentos, un recibo original de sueldo de Almafuerte, páginas de diarios, etc.
Hoy, esos cuadros forman el patrimonio del Museo Rincón de Historia, que este 19 de noviembre cumple 25 años de vida. Su hijo, Oscar además de su nombre, heredó esa pasión por la historia, acompañó cada aventura coleccionista de su padre y continuó su obra. Una tardecita cálida y ventosa de noviembre, Oscar Quiñones recibió a SaltoCiudad en la sede del museo para hablar de historia, una pasión familiar.
Son pocas las personas a las que se les ocurre abrir un museo ¿Cómo se le ocurrió a su padre?
Mi papá no solo fue profesor de Historia, hizo docencia con vocación durante toda su vida, y la comunidad sabía que juntaba e investigaba documentos, que tenía un especial interés por la historia local. En mi casa durante años vivimos rodeados de documentación. Fue algo hasta diría natural. Cuando se jubiló la idea se hizo realidad porque ya tenía suficiente material como para poder contar una historia de una forma atractiva. Hay una frase que decía Pancho que lo describe, recuerdo y acuerdo con el concepto: “sin documentos no cuento nada, el nunca se manejó por conclusiones”.
Antes del Museo Rincón de Historia ¿Existieron otros museos en Salto?
Un par de ensayos, buenas intenciones de hacer un museo. Pero la verdad que estos proyectos necesitan una persona que sea atracción. Cuando los lugares son oficiales, las cosas terminan siendo para cumplir horario. En cualquier institución hay que ponerle horas, estar presente, estar activo y ser no solo el motor de la idea sino también estudioso. Abrir un Museo, no significa solamente mostrar los objetos, hay que ser multiplicador de ese objeto. Hubo por los menos 3 intentos de formar un museo.
¿Dónde funcionó los primeros años?
Atrás de su casa, en cada pieza mi papá organizó los objetos de acuerdo a una temática. Y sobre esa historia, organizó una visita guiada. Esa sede estaba en Avellaneda 128. En ese sitio funcionó durante nueve años.
¿Cómo fue el efecto multiplicador?
Se formó un grupo de gente, amigos de toda la vida de mi padre que fueron muy importantes en la historia y el desarrollo del museo. Hay que pensar que mi viejo fue un jubilado que hizo un museo sin pedirle nada a nadie. Al principio no tuvo ningún apoyo del Estado. La historia fue así: un grupo de amigos, a los que también les gustaba la historia y eran coleccionistas de documentos, se juntaron a comer pizza y pensaron en respaldar el proyecto, primero con una comisión provisoria. Organizaron una maratón para juntar dinero.
¿Y de esa comisión surgió la idea de trasladarlo a la actual sede de la calle Buenos Aires? ¿Y cómo?
A los 10 años pasamos a ocupar este lugar. Sí, el Partido Intransigente, que en ese entonces había quedado disgregado, donó esta casa para el museo. Los referentes eran Tapela y Noli. Ellos fueron los que hicieron la cesión, con autorización de otros miembros del partido, donaron esta casa con una cláusula que señala que debe funcionar una institución de bien público. Para nosotros fue un gran envión.
Una vez conformada la Asociación de Amigos ¿Cuáles fueron las primeras tareas llevadas a cabo?
Lo primero que se hizo fue la suscripción de socios, que en su momento fueron 400. Actualmente, tenemos 350 socios, con gente de 60-70 años. Siempre lo resalto.
¿Cómo se sostiene económicamente?
Con la cuota de socio como comentaba y la revista que se vende de forma bimestral también ayuda. La Municipal colabora abonando el personal de limpieza. También organizamos espectáculos.
¿La revista cuándo surgió?
En 1991, y cosas del destino: mi padre solo vio el primer número, ya cuando salió la segunda había fallecido. Surgió como necesidad de contar lo sucedido. Este mes sale la revista especial por los 25 años.
¿Qué trámite debe realizarse para donar algún objeto o documento al museo?
Hay dos maneras de donar: en comodato, que de este modo se da el objeto al museo pero sigue siendo del donante. O sea: lo puede dar y algún día volverlo a buscar. O simplemente donarlo para siempre. En total hay 1500 piezas.
De la historia de Salto ¿Cuáles piensa que han sido hechos relevantes que han marcado un antes y un después?
Es difícil la pregunta. En la revista de los 25 años, elegí 25 fotos por cada año, y son emblemáticas. Si tengo que elegir, cada foto tiene una historia. En 1854 se eligió el primer intendente, en casi todos los pueblos se eligió y coincide porque cambió el gobierno, porque la batalla de Caseros fue una bisagra. En 1856, se estableció un molino, y fue importante para Salto, con empleados trabajando, etc. En 1900, desde lo folklórico es fascinante. Había turcos, irlandeses, franceses, fue el boom de la inmigración. En 1928 se coloca el agua corriente, entonces se dejó de usar la bomba, y eso fue un cambio trascendental. Lo mismo ocurrió con la electricidad.
¿En qué años se construyeron los edificios más importantes?
En la década del 30. Esa época se caracterizan por las construcciones en cemento blanco o portland. Todos empezaron a construir con ese material porque se ahorraba mucho. El edificio del casino es de 1940. La mayor parte de los edificios importante se realizaron durante los conservadores, en la denominada “década infame”.
Los últimos 30 años en Salto ¿Ya han comenzado a tratarse?
Sí, los museos tienen cierto dinamismo que llevamos a la práctica. Nosotros consideramos que de 1980 en adelante existe otra etapa fundacional, con nuevas instituciones, que están cumpliendo ahora entre 25 y 30 años, y nosotros las estamos rescatando.
¿Cómo se imagina este museo dentro de 30 años? ¿Qué objetos marcarán nuestra época?
Se podrá estudiar esta época a través de la vestimenta, de los personajes. Creo que la parte social y costumbrista será fundamental: el hombre frente a la sociedad. La tecnología ocupará un lugar, pero es tan dinámico el crecimiento que no sé si tendrá validez el primer Motorola. Pasa muy rápido. Quedará el ser humano. Será momento de estudiar a la gente comunicándose con la gente. Va a quedar el ser humano y la parte social.
Ser socio
Cinco pesos mensuales es el valor que se abona para ser socio del Museo. Se cobra por trimestre. (www.SaltoCiudad.com)